20 de septiembre de 2009

Teseo, eres tu...

Hablan las leyendas de que Minos, rey de Creta, tenía un hijo llamado Minotauro, cuya desgracia era poseer un horrible cuerpo mitad toro, mitad hombre. La espalda, la cabeza y las piernas pertenecían a un monstruoso toro, mientras el tronco y los brazos eran humanos. Por ello, Minotauro era odiado y despreciado por todos y su ansia de devorar carne humana no jugaba a su favor, convirtiéndolo en una bestia peligrosa. Minos mandó construir un intrincado laberinto a las afueras de la ciudad de Creta y encerró dentro al Minotauro

Como castigo por haber asesinado a su hijo Androgeo, que salía vencedor en todos los juegos y fue víctima de la envidia ateniense, condenó a Atenas a contribuir anualmente con siete jóvenes y siete doncellas que entregaba a la voracidad de la bestia, para saciar su hambre. Teseo fue enviado, (Teseo eres tu querido lector) …Teseo, “tenia ” que entrar en el laberinto… el Cosmos es el laberinto, el Universo de existencia, y hay un orden, incomprensible, para el que no le conoce; El Laberinto es un “pedacito” de ese aparente Caos dentro del cosmos, puesto que no parece tener ningún orden lógico. En teoría, entrando en él, estarías automáticamente sumido en el Caos. En la leyenda Ariadna hija de Minos y por tanto hermana del Minotauro lo dota de espada y una inservible madeja de lana . Lo que hizo Teseo fue entrar con la madeja y encontrar una linea de escape, una conexion con el origen… “ordenar el Caos”, que como resulta evidente, una vez ordenado, deja de ser Caos, es vencido, y con él obviamente el Minotauro por ser parte de este Caos.

Aunque muchos representaríais al laberinto como símbolo de la confusión y el enredo, yo creo que debéis aprender a mirarlos como símbolos de la precisión, del rumbo, del control de nuestro destino e incluso de la lucidez. Esto viene determinado por una máxima:

Todos los laberintos tienen una salida.
Aunque se podría completar con …salvo los que no la tienen