20 de abril de 2010

Los 11 principios de la propaganda de Goebbles

A propósito de la guerra sucia que se perfiló hoy en las redes sociales y en algunos medios de comunicación, sobre la campaña VERDE; transcribo estos 11 principios clásicos de la propaganda que no dejan de sorprenderme por su vigencia y su ortodoxa aplicación y uso.

Como bien sabemos Goebbles uso el marketing social, ensalzando muchos sentimientos de orgullo, promoviendo odios y en numerosas ocasiones mintiendo y convenciendo de cosas muy alejadas de la realidad.

1-Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

2-Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3-Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4-Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5-Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

6-Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

7-Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8-Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9-Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10-Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11-Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.


14 de abril de 2010

¿ Adios Socialismo ?

Dentro del interesante y variado menu de novedades y presentaciones con que nos tiene acostumbrado
http://ntc-narrativa.blogspot.com/ me tope
este "bocatto-di- cardinale", coeditado y publicado por FICA, Fundación para la Investigación y la Cultura se trata de
¿
"Adios socialismo"? del economista Fred Kaim Torres. La presentación fue muy provocativa:

"Testimonio de una generacion"
En los años 60s estábamos en los veinte: en el colegio habíamos derrotado la dictadura militar (eso creíamos) y luego impusimos una nueva universidad. y una nueva moda sin corbatas, unisexo y sin sexo prohibitivo, con mini -mini faldas, con marxismo y antiimperialismo, con Revolución cubana, con Mao y el Che, con Sartre, con los Beatles , con pedradas y los primeros buses quemados, con Marcuse, con el “68 francés" y con aceptables dosis de marihuana ... Estrenamos cárceles y golpizas y lloramos a nuestros primeros compañeros "caídos en combate". Pero, sobre todo, leíamos, discutíamos.
Fabricamos sueños que se manifestaron en la búsqueda para Colombia de una sociedad abierta, respetable, líbertaria, con ejercicio del derecho a las diferencias, sin explotación, con los trabajadores conduciendo el país: una Revolución Ciudadana, evolutiva, en democracia al socialismo contra la pretensión en boga que se sintetiza en una despedida sin pasajero: "Adiós, Señor Socialismo”.
También nos embarcamos en sueños que terminaron en pesadillas: el camino armado hacia una pretendida “dictadura proletaria", con el nombre de "socialismo". Pero, en los años 90s, la “pesadilla" dio el vuelco hacia el "placer de la revolución”,: la búsqueda, el reencuentro del Ser en lucha contra el poder afincado en la cúspide de una pirámide social donde una minoría absorbe para sí, el valor producido por la inmensa mayoría. Se abre paso una nueva concepción que asocia humanismo y socialismo; bolivarismo y emancipación real, asumiendo el desafío del placer de la revolución en procesos constitucionales, pacíficos, democráticos, evolutivos que - por lo mismo - son realmente revolucionarios.
Placer de la Revolución que no transita por avenidas despejadas y aire puro: por el contrario, es un laberinto plagado de tropiezos y de senderos ciegos, si en lugar de apelar a las mayorías como medicina preventiva, pero sobre todo como método esencial de los procesos, se recurre al dogmatismo; a la fusión Partido-Estado; a un totalitarismo sin división de poderes; a la represión a disidentes; a la estatización burocrática de los Medios y de toda la economía - incluso, de la mediana y pequeña producción mercantil -, en lugar de la socialización.

Los procesos en marcha "al socialismo" en Latinoamérica, parecen confirmar - con algunas pocas excepciones - el éxito promisorio de los nuevos métodos y el divorcio con cualquier pretensión de colocar al Estado y a los partidos que los conducen, por encima del individuo y de la sociedad. Parecen confirmar que "las revoluciones ciudadanas" que se están dando avanzan, fusionando el sueño bolivariano (que no - necesaria ni exclusivamente - es chavista) de la "unidad de la América Meridional”, con el socialista-humanista de la redistribución del ingreso, la igualdad de oportunidades, el progreso socio-económico y cultural en libertad individual y asociativa. ¿Esos experimentos permitirán, exitosamente, una tercera alternativa diferente a las de someter al individuo a las dictaduras, o bien de las corporaciones y Estados capitalistas, o bien del estatismo burocrático que, en última instancia, también es capitalista?: ese es el desafío que están asumiendo los actuales procesos latinoamericanos.

Al comenzar el siglo XXI, esas revoluciones ciudadanas, son lideradas por nuevas generaciones "anti-élites". Ese liderazgo no cayó del cielo. Creo que las generaciones precedentes, las que irrumpieron a la vida política, académica, cultural en los años 60s y 70s, contribuyeron a que
hoy se de una nueva conducción que se está proyectando como ejemplo mundial. Es la impronta de los 60s-70s en los 90s y en el nuevo siglo. Por ello, quizás resulte interesante presentar una pequeña muestra, un testimonio, de la nutrición intelectual de esas generaciones, cuyos aspectos más importantes, además de constituir un puente de ideas, continúan actuales - en polémica, claro está - hacia la búsqueda de "otro mundo" posible.

...despues de escuchar a Fred, donde Estella, se me hace agua la boca por leerlo.

El principio gana-gana


Si miramos el mundo como un todo, nos damos cuenta de que casi nada funciona como es debido. La Tierra está enferma. Y como, por ser humanos, también somos Tierra —hombre viene de humus—, nos sentimos asimismo en cierta manera enfermos.

Parece evidente que no podemos proseguir en ese rumbo, pues nos llevaría a un abismo. Hemos sido tan insensatos en las últimas generaciones que hemos construido el principio de autodestrucción, al que hay que sumar el calentamiento global irreversible. Esto no es una fantasía de Hollywood. Entre aterrados y perplejos, nos preguntamos: ¿cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo vamos a escapar de esta situación global sin salida? ¿Qué colaboración puede aportar cada persona?

En primer lugar, hay que entender cuál es el eje estructurador de la sociedad-mundo, principal responsable de este peligroso itinerario. Es el tipo de economía que hemos inventado, con la cultura que la acompaña, que es de acumulación privada, de consumismo no solidario al precio de saquear la naturaleza. Todo se ha hecho mercancía para el intercambio competitivo. Dentro de esta dinámica sólo el más fuerte gana. Los otros pierden, o se agregan como socios subalternos o desaparecen. El resultado de esta lógica de competición de todos contra todos y de la falta de cooperación es la transferencia fantástica de riqueza para unos pocos fuertes, los grandes consorcios, al precio del empobrecimiento general.

Hay que reconocer que durante siglos, este intercambio competitivo ha conseguido abrigar a todos, mal que bien, bajo su paraguas. Creó mil facilidades para la existencia humana. Pero hoy, las posibilidades de este tipo de economía están agotándose como lo ha puesto en evidencia la crisis económico-financiera de 2008. La gran mayoría de los países y de las personas se encuentran excluidas. Brasil mismo no pasa de ser un socio subalterno de los grandes, para el cual se reserva la función de ser un exportador de materias primas y no un productor de innovaciones tecnológicas que le darían los medios de moldear su propio futuro. Todavía no nos hemos descolonizado totalmente.
O cambiamos o la Tierra corre peligro. ¿Dónde buscar el principio articulador de otra forma de vivir juntos, de un sueño nuevo hacia delante? En momentos de crisis total y estructural debemos consultar la fuente originaria de todo: la naturaleza. Ella nos enseña lo que las ciencias de la Tierra y de la vida hace mucho nos están diciendo: la ley básica del universo no es la competición, que divide y excluye, sino la cooperación, que suma e incluye. Todas las energías, todos los elementos, todos los seres vivos, desde las bacterias a los seres más complejos son interdependientes. Una urdimbre de conexiones los envuelve por todas partes, haciéndolos seres cooperativos y solidarios, contenido mayor del proyecto socialista. Gracias a esta urdimbre hemos llegado hasta aquí y podemos tener futuro por delante.

Aceptado este dato, estamos en condición de formular una salida para nuestras sociedades. Hay que hacer de la cooperación, conscientemente, un proyecto personal y colectivo, cosa que no se vio en Copenhague en la COP-15 sobre el clima. En vez del intercambio competitivo donde sólo uno gana y los demás pierden, debemos fortalecer el intercambio complementario y cooperativo, el gran ideal del «bien vivir» (sumak kawsay) de los andinos, mediante el cual todos ganan porque todos participan. Hay que asumir lo que la mente brillante del Nóbel de matemáticas John Nesh formuló: el principio gana-gana, por el cual todos, dialogando y cediendo, salen beneficiados sin que haya perdedores.

Para convivir humanamente inventamos la economía, la política, la cultura, la ética y la religión. Pero hemos desnaturalizado estas realidades «sagradas» envenenándolas con la competición y el individualismo, desgarrando así el tejido social.

La nueva centralidad social y la nueva racionalidad necesaria y salvadora están fundadas en la cooperación, en el pathos, en el sentimiento profundo de pertenencia, de familiaridad, de hospitalidad y de hermandad con todos los seres. Si no realizamos esta conversión, preparémonos para lo peor.

9 de abril de 2010

Solo que aquí, donde yo vivo, ya no existen las dicotomías…

"Todos mienten , pero no importa porque nadie escucha."

NO se como tengo este texto en mis manos, simplemente estaba olvidado en mis carpetas de "downloads", quizás lo baje de algún correo y si alguien sabe sus fuentes, les agradezco, informarme. Se que se trata de un documento del Juicio a Alfred Jaykill acusado hacer volar los objetos; declarado loco y recluido en el sanatorio mental de Hampstead Heat, Londres Inglaterra. 1982.

Cuando se sabe que todo problema no es más que un falso problema, se está peligrosamente cerca de la salvación. Emile Cioran

Egoísmo y arrogancia. Es de eso de lo que se me acusa, y la causa de mi condena. Ni si quiera vale la pena hablar en mi defensa… es verdad, soy arrogante, soy egoísta.Me declaro culpable, quiero irme. Llevadme a dormir… porque tengo que hablaros?, oídos sordos! que solo os escucháis a vosotros mismos!!


En alguna época la gente conseguía despertar mi curiosidad y conversar podía ser interesante, pero la vida desnuda sus secretos:Batallas entre egos, el desnudamiento total de las técnicas del tacto y la confianza absurda del suelo que se pisa, me mostraron el camino del exilio… el que lleva a prescindir de todo.

Ese camino, que siempre es cuesta abajo es el que tomé… para no despertar sospechas, opte por dar la razón, regalarla empacada en lindas cajas de chocolates.


Todo tan estable, tan solido, y sin embargo, todo se me presentaba echo de fragilidad. Los objetos perdían su peso, como si la gravedad decidiera de que tirar y de que no: así, primero el gato de mi amiga, el reloj de mesa, los coches… ahora todo flota a voluntad, todo oscila entre el cielo y el suelo en un espectáculo majestuoso… pero claro, no podeis apreciarlo.


Yo no hice flotar todas estas cosas!!!! Me oye bien?!!!! Yo- no- lo- hice!!!!! … realmente… jajaja… fueron ustedes… si de algo podéis culparme es de lo que me habéis culpado, arrogancia y egoísmo: porque lo sabía, y decidí no detenerlos… para que hacerlo… si es justamente la fatalidad aquello que nos une.



Es a ustedes mismos a quienes deberíais reprochar!!! Mediocres!!!

Tambien YO paulatinamente perdi la solides. Terapias para reincorporarme al conjunto de reglas vinieron de todos lados, me impugnaban a no faltar al acuerdo al que se esforzaban por no llamar realidad; pero no había marcha atrás, yo ya podía volar… y los demás seguían tratando de aferrar sus vidas, sus éxitos al suelo.


Saben que? Lo que condenan en mi no son realmente todos los conceptos a los que aluden, ni acuden a ellos para materializar mis comportamientos reprochables.


La verdad -para ustedes a quienes tanto interesa - es que condenan en mi su propia impotencia, su incapacidad de abrazar el vértigo!... condenan en mí su temor a deslizarse hasta donde la fatalidad es una fiesta!.


Ni siquiera sabeis como joderme!!!! Jajaja!!


De cualquier manera, y para que este juicio llegue a feliz término, voy argumentar en defensa del tribunal acusador que–a falta de propuestas competentes- aun soy mi peor enemigo y hasta tanto no haya al menos una, me reservo el derecho de serlo.


!! Llévenme a un sanatorio. !!!


Traducción por el reportero de guerra Alejandro García.



6 de abril de 2010

La civilización empática, por Jeremy Rifkin


de
Dos espectaculares colapsos, separados por sólo 18 meses, han marcado el fin de la era contemporánea. En julio de 2008, el precio del petróleo en los mercados mundiales alcanzó la cifra récord de 147 dólares por barril, la inflación se disparó, y con ella todos los precios, desde los alimentos a la gasolina, y el motor de la economía mundial se atascó. Lo que precipitó la crisis fue la creciente demanda de combustibles fósiles de China, India y otras economías emergentes. La capacidad de compra se desplomó y la economía mundial se derrumbó. Ese fue el terremoto que hizo trizas esa época industrial. El colapso de los mercados financieros dos meses después no fue más que una réplica.

En diciembre de 2009, mandatarios de 192 países se reunieron en Copenhague para abordar el problema que supone la factura de entropía acumulada de una revolución industrial basada en los combustibles fósiles: el gasto en CO2 que está recalentando y desequilibrando el planeta hasta llevarlo a un catastrófico cambio climático. Después de años de preparación, las negociaciones fracasaron y los líderes del mundo fueron incapaces de un acuerdo.

La crisis radica en la concepción de la naturaleza humana que rige el comportamiento de los líderes mundiales y cuyos presupuestos surgieron hace más de 200 años, durante la Ilustración, en los albores de la economía de mercado y de la era del nacionalismo. A los pensadores ilustrados -John Locke, Adam Smith, Condorcet, etcétera- les ofendía la concepción cristiano-medieval del mundo que, viendo en el hombre a un ser indigno y depravado, aspiraba a la salvación ultraterrena a través de la gracia de Dios. Preferían sumarse a la idea de que la esencia humana es racional, distante, autónoma, ambiciosa y utilitarista, propugnando que la salvación individual está aquí en la Tierra, en un ilimitado progreso material.

La concepción ilustrada de la naturaleza humana se reflejó en el recién acuñado Estado-nación, cuyo objetivo era proteger la propiedad privada, estimular el mercado y servir de intermediario a los intereses de la ciudadanía en el ámbito internacional. Se consideraba que los Estados-nación eran agentes autónomos envueltos en una incesante batalla con otras naciones por la obtención de ganancias materiales.
Si la naturaleza humana es como indicaban los filósofos ilustrados, probablemente estemos condenados. Imposible concebir cómo podríamos crear una economía mundial sostenible y devolverle la salud a la biosfera si todos nosotros, en nuestra esencia biológica, somos agentes autónomos, egoístas y materialistas.

Sin embargo, los últimos descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro y el desarrollo infantil nos obligan a repensar esos arraigados dogmas. Los biólogos y los neurocientíficos cognitivos están descubriendo neuronas espejo, llamadas de la empatía, que permiten a los seres humanos sentir y experimentar situaciones ajenas como si fueran propias. Parece que somos los animales más sociales y que buscamos interactuar íntima y amigablemente con nuestros congéneres.

Por su parte, los científicos sociales están comenzando a reexaminar la historia con una lente empática, descubriendo así corrientes históricas ocultas que sugieren que la evolución humana no sólo se calibra en función del control de la naturaleza, sino del incremento y la ampliación de la empatía hacia seres muy diversos y en ámbitos temporales y espaciales cada vez mayores. Las pruebas científicas de que somos una especie básicamente empática tienen consecuencias sociales profundas y de gran alcance, y podrían determinar nuestra suerte como especie.

Para resucitar la economía mundial y revitalizar la biosfera, lo que ahora necesitamos es, nada más y nada menos, que dar, en menos de una generación, el salto hacia una conciencia empática mundial. La cuestión es la siguiente: ¿cuál es el mecanismo que permite la maduración de la sensibilidad empática y la expansión histórica de esa conciencia?

Los momentos cruciales que dan un vuelco a la conciencia humana tienen lugar cuando nuevos sistemas energéticos se conjugan con revoluciones en las comunicaciones, creando nuevas eras económicas. Los nuevos medios de comunicación se tornan mecanismos que rigen y controlan la estructuración, organización y gestión de las civilizaciones más complejas que los nuevos sistemas energéticos posibilitan. La primera revolución industrial del siglo XIX, gestionada gracias a la comunicación impresa, dio paso a la conciencia ideológica. La comunicación electrónica se convirtió en el mecanismo rector y de control de la segunda revolución industrial del siglo XX, que marcó el inicio de la conciencia psicológica.

Las revoluciones en las comunicaciones, al hacerse más complejas, van poniendo en contacto a cada vez más gente dentro de redes sociales más amplias y variadas. La comunicación oral tiene un limitado alcance temporal y espacial, mientras que las comunicaciones manuscrita, impresa y electrónica amplían el margen y la profundidad de las interacciones sociales.

Al desarrollar el sistema nervioso central de cada individuo y del conjunto de la sociedad, las revoluciones en las comunicaciones no dejan de proporcionar escenarios cada vez más incluyentes para la maduración de la empatía y la expansión de la conciencia. Durante la primera revolución industrial, caracterizada por la imprenta y la conciencia ideológica, la sensibilidad empática se extendió hasta alcanzar las fronteras nacionales, de manera que los estadounidenses se identificaban con los estadounidenses, los españoles con los españoles, los japoneses con los japoneses, etcétera. Durante la segunda revolución industrial, caracterizada por las comunicaciones electrónicas y la conciencia psicológica, los individuos empezaron a identificarse con otros de ideas afines.

Hoy en día nos encontramos en la cima de otra convergencia histórica, en una tercera revolución industrial de la energía y la comunicación, que podría extender la sensibilidad empática a la propia biosfera y a toda la vida terrena. La repartida revolución de Internet se está conjugando con la diseminación de las energías renovables, haciendo posible una economía sostenible que se gestiona localmente con vínculos en todo el mundo.
Durante el siglo XXI, cientos de millones de personas transformarán sus edificios en centrales productoras de energía que producirán in situ fuentes renovables, almacenándolas en forma de hidrógeno y electricidad compartida, e intercambiándolas a través de retículas locales, regionales, nacionales y continentales de funcionamiento similar al de Internet. En el ámbito energético, al igual que en el de la información, la difusión de fuentes de código abierto dará lugar a espacios de colaboración energética, no diferentes a los de índole social que en la actualidad existen en Internet.

Si conseguimos aprovechar nuestra sensibilidad empática para instaurar una nueva ética mundial habremos superado los distantes, egoístas y utilitaristas presupuestos filosóficos que acompañaban a los mercados nacionales y el orden político de los Estados-nación, situándonos en una nueva era de conciencia biosférica. Así, dejaremos el antiguo mundo de la geopolítica para entrar en la nueva era de la política de la biosfera. Esta nueva perspectiva va más allá de la tradicional divisoria entre conservadores y progresistas que caracteriza la geopolítica actual de la economía de mercado y el Estado-nación. La nueva divisoria es generacional y enfrenta el jerárquico modelo de organización familiar, educativa, comercial y política con otro más cooperativo y cosmopolita que, en su funcionamiento y sus espacios sociales, favorece los ámbitos comunes del código abierto. Para la generación de Internet, la calidad de vida se torna tan importante como la oportunidad individual.

Está surgiendo la civilización empática. Las generaciones más jóvenes están llevando su capacidad de empatía más allá de los credos religiosos y la identificación nacional, incorporando así a toda la humanidad y al ingente proyecto vital que envuelve la Tierra. Pero nuestra prisa por alcanzar la conectividad universal empática tropieza con un gigante entrópico en constante aceleración: el cambio climático. ¿Podremos alcanzar la conciencia biosférica y la empatía mundial a tiempo de evitar el derrumbe planetario?


Jeremy Rifkin, economista y escritor, es asesor de la UE y de diversos presidentes -incluido el español- en cambio climático, seguridad energética y desarrollo sostenible. Traducción de Jesús Cuéllar Menezo.

Fuente: Artículo publicado en El País
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