18 de julio de 2012

Nadie corta la teta de la que mama

Por:  Gustavo de Roux

La corrupción es uno de los problemas más nocivos de los que afectan a Colombia. Es uno de sus  enemigos principales por cuanto fractura la civilidad, corroe la institucionalidad y contagia y deteriora al organismo social.

La corrupción es en gran medida responsable de la colonización de la nación por el narcotráfico y de la infiltración de sus estructuras políticas, económicas y culturales por lógicas que exaltan lo ilícito.

La corrupción trastocó en Colombia la noción del bien público en riqueza privada, la idea de bien común en caudal particular, el concepto de patrimonio colectivo en trofeo de pocos.

Quebrarle el espinazo a la corrupción debe ser una preocupación principal si queremos refaccionar este país. Y esa es una tarea que tenemos que asumir los ciudadanos del común pues no serán los políticos quienes lo hagan. La mayoría de ellos ha hecho de la corrupción la columna vertebral de su ejercicio público y nadie, que sea astuto, mata la gallina de los huevos de oro ni corta la teta de la que mama.